
Un ladrillo detrás de otro, una fila detrás de otra, uno a uno, una a una. Y cuando paro puedo ver el tiempo que me he tomado para pensar, aunque aparentemente no piense. Cada ladrillo se convierte en una fracción de tiempo distinta, ajena al reloj. Llevo meses construyendo y dibujando muros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario